El insomnio en el embarazo es muy habitual y es uno de los trastornos más frecuentes de la embarazada. Sus causas se deben tanto a razones fisiológicas como psicológicas. Si estás embarazada y no consigues conciliar el sueño, no te preocupes, es algo normal. La presencia cada vez más pesada y perceptible de la barriga, los continuos movimientos del bebé y los posibles trastornos dificultan el sueño de la embarazada.
A esto se le añade los cambios hormonales propios del embarazo, que interfieren considerablemente en el ritmo sueño-vigilia natural y la ansiedad relacionada con el parto y con la inminente maternidad, pues son muchos los miedos e inseguridades que “acechan” a la futura madre.
Por tanto, durante el embarazo, son múltiples los factores que pueden interferir en el sueño, provocando el insomnio.
Beberse un vaso de leche caliente, ver una buena película (a ser posible, evitando géneros violentos o excitantes), leer un buen libro, preparar un pastel o hacer punto… Se trata de acciones sencillas que pueden resultar de gran ayuda para relajarse antes de irse a la cama.
– Deben evitarse las siestas de después de las comidas, puesto que pueden hacer que llegues a la noche demasiado descansada.
– Tampoco son aconsejables las actividades deportivas practicadas unas horas antes de irse a la cama, ya que activan una mayor cantidad de neurotransmisores que acentúan el estado de vigilancia.
– Una alimentación desequilibrada tampoco ayudará a las embarazadas a conciliar el sueño. Las “comilonas” obligan al organismo a realizar una digestión lenta y laboriosa, mientras que el ayuno favorece que te despiertes por la noche debido al hambre. Evita también el consumo a últimas horas de la tarde de sustancias excitantes, como el café, el té y los refrescos de cola.